OPINION

La cuestión no es la pertenencia a un partido. Sino mantener la coherencia ideológica y la unidad de los trabajadores

Pedro Bichara Dirigente de la Agrupación Azul Arancibia

La noticia pública que el Secretario General de la Un.TER es parte de la conducción partidaria del Frente Grande reaviva la discusión sobre la participación de los dirigentes del sindicato docente en la política partidaria. La cuestión no es pertenecer a un partido. Sino honrar la coherencia política e ideológica.

En el año 1997 conocí a Marcelo Nervi. Era Secretario General de la Un.TER de Viedma, ya tenía un amplio consenso y reconocimiento entre los docentes por su honestidad y fuerte presencia en las escuelas

En ese entonces, auge del menemismo, los militantes de extracción peronista no la pasaban bien en nuestro sindicato. Aún sabiendo de sus férreas críticas y acciones contra el modelo neoliberal de Menem, estos compañeros eran macarteados sin piedad. De manera que Nervi, era vapuleado y difamado políticamente. Uno de sus principales detractactores era el actual Secretario General de la UnTER y vicepresidente primero del Frente Grande, Marcelo Mango.

En la elecciones de Un.TER en el 2001 el argumento por el cual no había que votar la lista Isauro Arancibia era por “Nervi es un apéndice de Pichetto” “La Un.TER será sometida al Partido Justicialista”. Argumento compartido por la entonces Ministra de Educación Ana Mázzaro, quien llamaba a votar la lista Celeste del “Amigo Carreño”-actual secretario Gremial de la conducción provincial.

Mientras, a nivel nacional cerraban la Alianza con De La Rúa de la mano de Chacho Álvarez. Basta con recordar el plan de lucha del año 97 (Conducción Celeste), levantado por un plenario  después de una reunión en Buenos Aires con la CTERA y Terragno.  Así en Río Negro, en voz baja, votaban a Pablo Verani. Días después, De La Rua recibía el gesto político de la Confederación sindical levantando  la “histórica Carpa Blanca”.

Nunca Mango negó un supuesto almuerzo con César Barbeito en pleno conflicto del 2009, mientras miles trabajadores confrontábamos con el gobierno en Chichinales. Mucho menos que lo haya hecho de la mano de su jefe político,  Alberto Weretilneck. A través de su vínculo con el gobierno provincial en la alianza del Frente Grande y la UCR en las elecciones donde impulsaron a diputado al radical Hugo Castañon.

Jamás compartí el criterio de algunos dirigentes que plantean la condición apartidaria y mucho menos apolítica en la militancia en la Un.TER. Sí estoy convencido de la independencia de sus definiciones que debe contener al conjunto de los docentes de la Educación. El compañero Nervi nunca negó su pertenencia al Justicialismo, pero siempre mantuvo la autonomía del Sindicato.

Con toda certeza algunos llevarán sobre sus espaldas la inmoralidad política que significa haber acusado de oficialista y colaboracionista a quien  impulsó y encabezó la lucha más fuerte de la historia de la UNTER, que además le costo la vida a uno de los mejores compañeros, de la entonces conducción, del sindicato.

Ningún compañero debe ser descalificado por pertenecer a una extracción partidaria, y nuestro Secretario General no es la excepción. Sí tiene la responsabilidad  de mantener la unidad del conjunto y la expresión de todos los sectores de nuestra Organización, que es muy rica y plural.

Lo que cuesta entender de quien representa la primera minoría de uno de los sindicatos más importantes de la provincia es el coctel político e indescifrable ideológicamente del cual forma parte: María José Bongiorno, Julio Arriaga,  Alberto Weretilneck con quienes convoca a sectores sociales, políticos y gremiales en un frente.

Después de un largo letargo político el ahora Frentista, otrora Delarruísta, se presenta como  Kirchnerista, o sea, peronista.  ¿Como se explica la metamorfosis política que va desde De la Rua,  Castañon a Kirchnerista? Tal vez en este “modismo” que han asumido ciertos sectores de autodenominarse defensores del gobierno nacional y popular. Espacio tan generoso que incluye a antiperonistas confesos o como lo hicieron otros, en el marco de una Concertación que ya no existe.

Lo que no tolera discusión es que en el concierto de la coherencia política, Mango no resiste el archivo.

La complejidad que supone convivir entre los intereses partidarios y sindicales máxime cuando es conducción en ambos lugares requiere de fuertes convicciones y consecuencia con la unidad de los trabajadores. Yaski rifó la CTA en esta disyuntiva. La Un.TER tiene  una vasta historia democrática  para que no repetir tamaño error.

Pedro Bichara.

DNI: 22124919


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