Especiales – 1º de Mayo

cabezalaguilar

Hablar sobre el Día Internacional del Trabajo, o de los trabajadores como también se lo conoce, supone poder transitar diversos caminos o enfoques. El del relato del hecho trágico que dio origen a su establecimiento, la crónica del desarrollo de las organizaciones sindicales, fechas de acuerdos que le dan marco y sustento a organizaciones internacionales que agrupan a federaciones continentales, regionales, nacionales, centrales de trabajadores y sindicatos de todo el mundo, datos fechas y características de acuerdos internacionales sobre legislación del trabajo, acuerdos sobre regulación del trabajo infantil, etc. etc. etc.
También se puede abordar el tema recordando las asignaturas pendientes que existen en el mundo de las relaciones laborales: condiciones dignas de trabajo en cuanto a salubridad, higiene y extensión de la jornada laboral, reconocimiento justo de las compensaciones por accidentes de trabajo y por enfermedades profesionales y el restablecimiento definitivo de los derechos previsionales-jubilatorios conculcados en estos últimos años con una ferocidad y persistencia que señala, o debería hacerlo a mi entender, el camino y el signo de la lucha de las organizaciones sindicales en estos tiempos.
Los hechos trágicos que dieron origen tanto al Día internacional del Trabajo como al Día Internacional de la Mujer Trabajadora fueron un hito en la historia de la lucha de los trabajadores y las trabajadoras por condiciones dignas de trabajo. Quedaron marcados como bisagra en el desarrollo y organización del movimiento obrero.
Pero la lucha y las muertes continuaron. Luchas ruidosas y estentóreas ya en la superficie y en la legalidad, más apagadas y agazapadas en la clandestinidad cuando las condiciones lo indicaban. Muertes silenciosas y anónimas que jalonaban cada día de lucha en pos de las reivindicaciones por condiciones dignas de trabajo. Mucho se ha avanzado en los aspectos de salubridad e higiene, extensión de la jornada laboral, accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Mucho resta por conseguir.
Pero en cuanto al trabajo precarizado ha habido un retroceso enorme a partir de la cruel ola neoliberal de la década del noventa.
Cuántas muertes silenciosas y anónimas ha originado la injusta situación del trabajo en negro sostenido por el fenomenal disciplinador de la desocupación?. Cuántos hijos de trabajadores en esa situación han muerto por falta de atención médica adecuada y oportuna?. Cuántas muertes de trabajadores por esa misma falta de atención?. Cuántas incapacidades físicas, con el consecuente despido sin indemnización?. ¿Cuántas?. Nadie las ha contado. Nadie habla de ello. Y todos lo saben.
Hay que terminar con el mito de que el costo laboral originado en el aporte patronal al sistema jubilatorio lo pagan los empleadores. El costo laboral por este concepto se carga a la estructura de costos que determina el precio del producto. El precio del producto lo pagan los consumidores. En su gran mayoría…TRABAJADORES.
Hubo en un tiempo una relación favorable al trabajo en blanco sobre el trabajo en negro. Éste era la excepción. Después de los noventa se convirtió casi en regla en un extraordinario retroceso de derechos adquiridos. El capital y los dueños de los medios de producción, los grandes, los grupos concentrados de la economía, pero también la pequeña y mediana industria, eludieron su responsabilidad solidaria en asegurar para los trabajadores y sus familias una vejez digna y segura en compensación por el esfuerzo realizado. Los arrojaron sin miramientos al desierto de la inseguridad y la desprotección. Y no es una cuestión de ideologías aunque la terminología utilizada así lo haga presumir. En todo caso es una cuestión de compromiso con la idea de la JUSTICIA SOCIAL.
La responsabilidad de los estados, municipales, provinciales y nacionales y de la pequeña y mediana industria quizá merezca el desarrollo de una nota más puntual y posterior. Del gran capital y de los grupos concentrados de la economía no se podía esperar otra cosa. Son como el escorpión, responden a su naturaleza. Y la confrontación y la lucha con ellos será eterna y permanente. Y deberá ser inclaudicable.
Por eso el título de esta nota. La única verdad es la realidad. Hay que poner blanco sobre negro definitivamente en este tema y sobre el compromiso y la responsabilidad de la dirigencia sindical en recuperar este derecho arrebatado a mandobles de amenazas y despidos.
Por eso más blanco que negro y, aunque parezca una utopía…TODO EN BLANCO NADA EN NEGRO.

LUIS AGUILAR

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