La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizó dos operativos de control de empleo en cuatro predios dedicados a la fabricación de ladrillos en los departamentos de Santa Lucía y Rawson de la provincia de San Juan y en Chacabuco, provincia de Buenos Aires.
En total, se relevaron a 28 trabajadores contratados en forma ilegal, algunos de ellos indocumentados. Las condiciones de trabajo eran precarias, principalmente en seguridad: mínimas y riesgosas para todos los trabajadores.
Durante los operativos en San Juan, los agentes fiscales junto con personal de la Policía Federal Argentina, del Ministerio de Trabajo de San Juan y la Dirección Nacional de Migraciones, constataron que entre los 21 trabajadores relevados había indocumentados, provenientes de Bolivia.
También se comprobó que los trabajadores vivían en el lugar con sus esposas e hijos en condiciones inhumanas y con escasa seguridad. Las viviendas contaban con calefones eléctricos, instalados de manera riesgosa. El cableado se encontraba expuesto. Además, se observó la presencia de garrafas de gas en el interior de las casas.
En relación a las características de las viviendas se constató que eran de barro, con pisos de tierra, techos de caña-barro y su ventilación y luminosidad eran escasas. Los trabajadores no tenían agua caliente ni baños. Contaban con letrinas sin distinción de sexo.
El acceso al agua de red estaba fuera de las viviendas. Poseían fogones externos a leña para preparar los alimentos, pero no tenían heladera para la conservación de los mismos, los guardaban en el interior de las casas. Esto se puso en conocimiento del Fiscal Federal a cargo del procedimiento realizado.
El segundo operativo se realizó en un horno de ladrillos ubicado en la zona rural de Chacabuco, donde se detectó la presencia de 7 trabajadores quienes no se encontraban registrados por su empleador.
Además, se comprobó que los trabajadores residían en el mismo lugar de trabajo en condiciones precarias. Se constató también, la presencia de menores y personas extranjeras indocumentadas.
Las viviendas no tenían ventanas y tampoco contaban con calefacción ni baños. Utilizaban letrinas instaladas a varios metros de las casas. Las duchas tenían forma de carpas cerradas con lonas plásticas y jarras para bañarse, sin cloacas ni desagües.
El agua era extraída con motor bombeador y depositada en tanques de plástico, tanto para el consumo como para el lavado de ropa y limpieza personal. La luz eléctrica era provista por cables extendidos desde la vivienda del empleador.